Ayer me he di cuenta de que me habia equivocado como profesor. Ha sido mas que eso. Me he dado cuenta de que no he actuado acorde a lo que realmente creo.
Antes de que te diga en que me equivoque dejame aclarar un poco a que me refiero. ¿Conoces esa sensación, cuando eras niño, de que no eras lo suficientemente mayor para entender algo? Te decian algo como, "no te lo cuento porque aun eres muy pequeño", "te lo cuento cuando seas mayor" o "no lo entenderias". De pequeño odiaba que me hablasen asi, con condescendencia. Siempre aprecié que mis padres me hablasen como si entendiese todo lo que me dijese, aunque los conceptos que me compartian fuese del mundo adulto.
No me malinterpretes. Una cosa es hablarte como un igual, y otra cosa es darte las responsabilidades de un adulto y esperar que te comportes como tal. Pero desde mi forma de ver las cosas, considero que si a los alumnos, tanto infantiles como adultos, se les trata con respeto. Conseguirás que el alumno quiera conocer más, y se haga preguntas que quizás despierten su interés. Poco a poco, abriendole un mundo desconocido. Con un poco de suerte, se interesará por lo desconocido e intentará conocerlo.
Cuando sabes mucho, a veces desarrollas un filtro. Como unas gafas de bucear. Estableces unas cosas que ves y unas cosas que no ves. Pero cuando buceas por primera veces, no llevas gafas, y no hay limites. (Hablo de bucear, sin agua salada que pique los ojos, y sin cloro que abrase)
Esto siempre me ha fascinado y es algo que aprendí de mis padres. Muchas veces cuando alguien con más experiencia nos habla de un tema, hay cosas que no sabemos. Asi que hacemos preguntas. Cuanto más nos interesa, más preguntas hacemos, y más vueltas le damos al coco. Infinidad de "y si" y "entonces esto..."Y es asi que esa persona que no tiene tanta experiencia tiene un abanico infinito lleno de posibilidades, sin límites, ni filtros. Esa persona es la que nos abre la mente, y nos llena de preguntas a nosotros. Incluso muchas veces llevandonos a preguntarnos cosas que no habriamos hecho de otro modo y descubriendo por tanto algo nuevo.
El otro dia una alumna de once años me pregunto por que estaba tardando tanto en subir temario y contestar correos. Le dije algunas cosas que estaba haciendo como reformando el dojo, grabando videos, etc...pero añadí: "y otras cosas que no te contaré" Era un comentario inocente, en el buen ambiente de la conversación. Pero inmediatamente me dió un escalofrío. Como cuando has roto algo y tu madre está justo detrás de ti.
Sabía que había metido la pata pero no caí en por qué hasta el día siguiente.
Esa niña de 11 años viene con ilusión a clase, y comparte conmigo y sus compañeros, su tiempo, sus ilusiones, pero también su amistad y confianza. Confía en mí para que yo le acompañe en su aprendizaje en Kenpo Kai.
¿Pero donde empieza y donde acaba este viaje? ¿En las horas de clase? Ha! Obviamente cada alumno y cada profesor es diferente. Hay algunos alumnos que se interesan mas, otros que son más reservados. En otros casos, simplemente es cuestion de tiempo. Para mi, la enseñanza no termina en las horas de clase. Y bajo ningún concepto creo que la enseñanza sea algo unilateral. Creo que aprenden los dos, uno del otro. Y en este caso, era yo quien me iba a llevar una lección.
Al día siguiente me di cuenta de que esta niña de 11 años, tiene una familia. Tiene amigos con familias. Ve la tele, o ve las noticias por internet. No esta yendo a clase. El caso es que ella sabe perfectamente lo que está pasando en el mundo. Era yo quién no sabia lo que estaba pasando en su mundo y quien no queria compartir el mio.
No me malinterpretes. No digo que haya que ser francos, o crudos o ser transparentes todo el rato para tratar al que tenemos en frente con respeto. Pero hay una diferencia entre simplificar las cosas para que se entiendan mejor, y otra cosa es omitirlas porque creo que no lo vayas a entender y decidir yo por los dos. Claro que puedo decidir que quiero compartir pero no creo que esté bien decidir que pueden comprender los demás.
Fue un toque de atención para no dejar que eso vuelva a pasar y pasar por alto la importancia de tratar a todo el mundo con respeto y darles el tiempo y el espacio en tu vida que se merecen.
Al fin y al cabo, Kenpo Kai es como una gran familia en la que aprendemos unos de otros y nos vamos acompañando dentro y fuera del tatami.
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